En la raiz de la cultura ibérica que se trasplantó, en el siglo XVI, a la actual región de América Latina, está el predomínio de la aventura sobre el trabajo, como escribió Sergio Buarque de Holanda.

Es una cultura colonial que llevó consigo la compulsión de descartar. Descubre una nueva tierra, explota la tierra, agota la tierra y cambia de tierra. Así lo hicimos. Así seguimos haciéndolo.

Ahora, en esta era de la generación millennials, hemos alcanzado el pico de eliminación, ya sea en el trabajo o en el hogar. El nuevo orden impone la máxima limpieza. Sabemos muy bien cómo quedaron las oficinas. Pero hablemos del entorno doméstico inspirado en el nuevo estilo, new fashion. 

La tecnología digital ha facilitado el vaciamiento (incluso mental) de quienes quieren sentirse en onda con la posmodernidad.

Estos individuos geniales (hipsters) fueron socialmente autorizados para deshacerse de libros, CD, estantes, cacerolas de aluminio en masa (que serán reemplazadas por otras nuevas, hechas de acero, que pueden quedar expuestas, ya que son una demostración de lujo de la casa), las plantas, los retratos familiares encuadrados, etc., etc. La memoria afectiva y la historia en ellos guardadas no importan, porque la fila anda.

El click muestra los atajos, incluyendo el del conocimiento general. Todo lo que quieres saber está en Wikipedia.

En la posmodernidad, la auto reflexión se ha vuelto igualmente prescindible, porque la realidad contemporánea es objetiva, directo al grano. Cuando necesitas una decisión derivada de trascendencias, subjetividades e introspecciones, utilizas al coach, el instructor de actitud, que nos muestra el mapa del tesoro.

Un amigo arquitecto, especializado en diseño de tiendas, me dijo que cuando alquilaban una casa con fines comerciales, los nuevos inquilinos inmediatamente ordenaban el derrumbe de una pared aquí, otra allá y otra allá, en la base del vapt-vupt.

Me dijo - En cualquier país que ha alcanzado un alto nivel de desarrollo, basado en la cultura del trabajo y el conocimiento, se hace un proyecto previo detallado, se piensa un millón de veces antes de derribar un muro, que es el ultimo recurso. Aquí no. Inmediatamente, se rompe, se rompe y ves lo que sucede a continuación. Se rompe innecesariamente. Y el costo es mucho mayor.

Los muchos millones de esta era de vacío y descarte ahora celebran la pandemia. Se ha llegado to the top, como les gusta decir. Que maravilla. ¡Show! El virus está descartando cosas viejas. Incluso un funcionario federal ha dicho que esto ayudará a equilibrar las cuentas de la seguridad social.