Contos
Cuentos
27/12/2020 00:00
Sola
Por Rainer Pimstein
Tengo 22 años.
Vivo en una habitación que anteriormente la usaban para guardar elementos de limpieza, queda en el techo de un edificio de 4 pisos. Al lado hay un lavadero.
Cuando lavo mi ropa, miro los otros edificios, casi no se ve gente. Allí mismo cuelgo la ropa de un alambre.
Trabajo en una oficina de bienes raíces, que queda a 5 cuadras de distancia.
Camino de la casa a la oficina sin saludar a nadie. En la oficina ocupo mi rincón y todo el día transfiero la información de las propiedades al Dossier Principal.
Todo el día anoto: Ubicación, m2 de superficie; total y por habitaciones, cantidad de baños, ventanas, closets, etc; a veces por terminar me quedo hasta las 8 de la noche.
Los días nublados me parecen interminables.
Mi almuerzo es un sándwich y un té, que los tomo sobre una piedra plana en el patio trasero de la oficina.
Todos los viernes a las 3 pm sin retraso, debemos informar al supervisor, cuánto hemos rendido en la semana, escuchar siempre sus mismas palabras y volver a repetir la misma rutina la semana siguiente.
Tengo un compañero que trabaja en la correspondencia, pasa todo el día poniendo timbres a los sobres, dice que llega a su casa con el puño cansado.
Un día de tardecita, me dijo: si quieres te acompaño hacia tu casa; bueno le conteste y caminamos conversando nimiedades, cuando llegamos al edificio de mi habitación, a pesar de las simplezas de la conversación, sentí que necesitaba seguir con él y lo invite a tomar un café; bueno, contesto.
Después de unos segundos en el ascensor y algunos pasos mas, penetramos en mi habitación, puse el café y seguimos conversando; yo le dije: y a ti no te aburre hacer todos los días lo mismo, a mi a veces me dan ganas de gritar, pues grita respondió el, aquí nadie te va a escuchar, ella dio un solo grito...AMAME.
* Rainer Pimstein: Ingeniero forestal, exprofessor universitário
Crédito Pintura: Edward Hooper
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