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Un soldado de la Guerra del Pacífico - Rainer Pimstein

22/02/2021 00:00




Un soldado de la Guerra del Pacífico 

Por Rainer Pimstein **

Corrían, los primeros años del siglo XX., en la ciudad de Temuco, Chile. Existía un tira y afloja entre los nuevos colonos y la población indígena mapuche que había sido despojada de sus tierras y otorgada a los nuevos colonos por los últimos gobiernos.

Eran tierras derivadas de importantes bosques, con gran rendimiento en agricultura, se decía en la época que esta región era el granero de Chile. Las calles se habían empedrado con adoquines, para soportar el paso de las pesadas carretas de grano, arrastradas por bueyes.

Una tardecita, cuando las luces de la tarde le ceden el paso a las sombras de la noche, va el nochero a encender los faroles de gas de la calles, se alumbran algunas casas, y también el bar de Epifanio.

Los bebedores no tardan en aparecer, los primeros en arribar fueron 4 bebedores de cerveza, que se instalaron en una de las mesas del fondo para justificar a distancia, su algarabía. Luego llego el parroquiano Matías, con un libro bajo el brazo, depositándolo con fuerza sobre la barra, como diciendo: aquí llego el profesor; al instante pidió un vino, después de catar varios tragos, se puso a meditar como era habitual en el.

Luego entro un desconocido de alrededor de 45 años, con un morral al hombro. Dijo que andaba buscando el fundo La Esperanza de Temuco; Epifanio, dijo: por aquí no nombran ese fundo y se acerco a preguntarle a los bebedores de cerveza, quienes eran todos menores de 25 años y tampoco habían escuchado ese nombre.

El profesor Matías a pesar de mantenerse callado, se interesó en el caso, rompiendo su silencio, le pregunto: hace cuanto tiempo tuvo Ud. conocimiento de ese fundo; yo viví allí hasta los 17 años, después me toco ir a la Guerra del Pacifico, estuve casi 10 años en la guerra, después varios nos fuimos a la Argentina. Luego de 20 años por allá, me vino la nostalgia por la patria y la familia. Mi interés por ahora es encontrar a mi madre, que creo puede estar viva todavía. Por ahora no le puedo seguir contando, porque la historia es larga y primero debo buscar donde alojarme esta noche, descansar un poco y mañana, seguir averiguando.

- Comprendo dijo el profesor, su investigación puede durar varios días, viendo que Ud. es un hombre aplomado y sincero, le voy a proponer lo siguiente: le ofrezco mi casa por los días que necesite para encontrar el fundo. Con gusto lo ayudo, yo estoy jubilado y vivo solo, así me acompaña; mañana podemos ir al la oficina de tierras del Ministerio de Agricultura, Allí trabaja un hermano mío, ellos conocen muchos fundos y lugares.

- Le acepto, para no andar buscando de noche por sitios desconocidos, siempre que no sea una complicación para Ud. No es problema, enfatizo el profesor, solo le pido que acepte la calificación de amigo, discúlpeme que no nos hemos presentado, me llamo Alfredo Lobos Paillalef. - Y yo Matías Arredondo para servirlo; amigo Alfredo, como ya estamos en confianza, le pido que como todavía no es tan tarde, me acepte brindarle un vino, mientras me sigue contando la historia tan interesante de su vida; - está bien dijo el amigo.

Luego de sentarse a la mesa, frente a dos sendos vasos de vino, comenzó Alfredo su historia: Cuando yo tenía 17 años, llego una patrulla del Ejército al fundo, primero hablaron con el patrón, este los acompaño a la casa de nosotros. Al llegar a nuestra casa, el patrón dijo: ellos tienen 4 hijos grandes que son fuertes para la guerra.

Mi madre dijo: aquí solo queda Alfredito de 17 años. - Y que paso con los otros 3, arguyo el patrón. - Los otros se fueron para Argentina, porque Ud. les pagaba muy poco; como se le ocurre que ellos van a hacer todo el trabajo y Ud. solo les daba el 10 % de la producción. Y eso no es todo, porque como no tenían a quien vender, se lo vendían a su pulpería, al precio que ella fijara, y esta, bien caro que nos ponía los víveres.

- El asunto es que me dijeron que cuando la patria lo requiere, uno debe cumplir con ella, y el que se niegue a la recluta son 3 años de cárcel. Corría el año 1880. Me llevaron, sin tomar en cuenta los reclamos de mi madre. Al día siguiente nos llevaron a Talcahuano, nos dieron una instrucción de 2 semanas sobre organización de la guerra, uso de las armas y valentía.
- Éramos como 150 reclutados por la fuerza. Después nos dieron el uniforme, la cantimplora, 2 cajas de balas, un fusil Winchester con bayoneta y un morral con una manta para pasar el desierto. Al día siguiente se suponía que estábamos listos para la guerra y nos embarcaron en un barco ingles con destino al norte.
- A mí me toco pelear en la batalla del campo de la Alianza, fue una lucha muy encarnizada, nosotros y ellos, peruanos y bolivianos, peleamos con mucha bravura, allí también peleaban mujeres, ganamos porque teníamos mejor armamento; pero daba cosa matar campesinos igual que nosotros, que no nos habían hecho nada y estábamos enfrascados en una guerra para favorecer a unas compañías inglesas.
- Después del triunfo en el Campo de la Alianza, los chilenos teníamos dominado con anticipación, el puerto de Arica, pero todavía quedaba un bastión peruano en el morro de Arica, me toco escalarlo junto a otros muchos compañeros, acabamos con todos los defensores y cambiamos la bandera peruana por la chilena.

- Después nos llevaron a un sitio llamado Lurín, donde preparaban la toma de Lima, además de la infantería, tenían cañones y ametralladoras. Luego nos toco pelear en las batallas de San Juan y Miraflores, eran como 2 frentes para proteger a Lima, allí peleaban soldados, alumnos, profesores, empleados públicos, tuvimos algunas bajas, pero igual triunfamos y tomamos Lima.

- El Ejército chileno, siguió avanzando hacia Los Andes y triunfo en varias batallas, y para mantener el poder, estableció cuarteles en varios sitios, en uno de esos cuarteles me toco permanecer.

- En un principio todo marchaba bien, pero después de unos años, el abastecimiento estaba fallo y un general Cáceres nos tenia asediados, además algunos se habían contagiado con la enfermedad de Carrión, que le salen pelotas en las piernas, que son dolorosas y molestas y si uno no se cura hasta muere de eso.

- Por esa situación, varios decidimos desertar y como no podíamos volver a Chile porque seriamos enjuiciados por traición a la patria, nos fuimos a Argentina; muchos peruanos y bolivianos nos ayudaron a cumplir nuestro objetivo, dándonos comida, una cama donde dormir y orientación por caminos desconocidos. En Argentina trabajamos en ganadería en el Chaco y en agricultura en Santiago del Estero. Después de 20 años, algunos volvimos, otros se quedaron.

Y aquí me tiene buscando a mi madre! - Y como se llama su madre, pregunto el profesor, - ella se llama Fresia Paillalef, contesto el ex soldado. - La verdad que paso muchas aventuras interesantes con motivo de la guerra; que le parece si nos retiramos; -  si como Ud. diga, está bien.

El profesor pago la cuenta y con un gesto de despedida salieron; el profesor le dijo, - vivo como a 4 cuadras de aquí, ahh un cosa que quería preguntarle, que edad tendría su madre cuando Ud. partió a la Guerra. - Creo que tenía 35 años, por lo que ahora tendría 65, por eso creo que pueda estar viva.

Después que llegaron a la casa, el profesor le indico el baño y su cama donde dormir. - Bueno hasta mañana amigo Alfredo, dijo dirigéndose a su propia cama. Con el vino y la caminata se durmieron pronto.

Al día siguiente, luego que desayunaron un café y pan con mermelada, cerraron la casa y se dirigieron a la parada del autobús, que los llevaría a la ciudad. Cuando llegaron a la oficina, preguntaron por Moisés Arredondo, el portero les dijo: esperen aquí mientras lo llamo.

En un rato corto, apareció Moisés, quien dijo: si quieren vamos al cafetín, nos tomamos un café y allí, me explican lo que andan buscando. - Si hermano, fue la respuesta de Matías. 

Se sentaron en una discreta mesa, pronto trajeron los 3 cafés; se tomaron un trago, hasta que Moisés, levanto la voz, diciendo: Uds. dirán...Matías, con el deseo de ayudar, dijo: el señor Alfredo es mi amigo y fue reclutado en 1880, en el fundo La Esperanza de Temuco, peleo en la Guerra del Pacifico, después la cosa se puso difícil en los territorios ocupados y varios tuvieron que desertar, como no podían volver a Chile, porque serian acusados de traición a la patria, se fueron a Argentina y después de trabajar 20 años por allá, se volvió a Chile y anda buscando a su madre.

- Esta muy bien el resumen, acoto el Sr. Alfredo. El Sr. Moisés, puso cara de meditación y dijo: es probable que ya no exista ese fundo como tal, hay que buscar los fundos que habían hace 30 años atrás, si aparece, ver que paso con él; porque resulta que los gobiernos de la época eran muy inestables y asignaban tierras de propiedad mapuche a los colonos, algunos terrenos volvían a sus propietarios originales; los que no volvían, allí se afincaban los colonos y después cuando el estado remataba los terrenos colindantes, los colonos, ponían a sus familiares en el remate de modo que un colono que le habían asignado 60 Ha, terminaba con 200 a 300 Ha.

- Todos esos fundos originales, se acabaron y pasaron a incorporarse a terrenos mayores, donde pasaban a tener otro nombre. Déjenme la información del nombre del fundo, el nombre de su madre, el año que Ud. se fue a la Guerra y cualquier información que pudiera ser útil, por ejemplo, cuantos hermanos eran Uds., el nombre de su padre y el de sus hermanos. Si consigo algo yo los llamo. Así le entregaron la información y se despidieron.

Al llegar a la casa, pensaron que otra fuente alternativa, podían consultar, por ejemplo algún viejito que estuviera lucido y tuviera recuerdos de aquella época.

A las dos semanas, recibieron la llamada de Moisés, diciendo: los espero mañana como a las 10. Un poco antes de las 10, llegaron a paso rapidito, los dos amigos. El portero los reconoció, diciendo: ya les llamo a Moisés. A unos minutos apareció Moisés con un compañero.

Vamos al cafetín, adelanto Moisés. Se sentaron en la misma mesa que se habían sentado anteriormente. Antes que nada, les presento a Frank Solano, quien me ha ayudado mucho en el caso de Uds., porque está haciendo su tesis en Migraciones y Uso de la Tierra y posee la información de los migrantes en cada provincia desde la Colonia, hasta nuestros días.

- Si quieren pedimos un café y unos panes dulces, sugirió el Sr. Matías. Como la mañana estaba fresca, fue aceptada la proposición. A continuación de que hubieran traído el café y los panecillos, comenzaron a conversar.

El primero en hablar fue el Sr. Moisés, diciendo: El fundo La Esperanza, que Ud. buscaba amigo Alfredo, en efecto existió hasta el año 1881, que se disolvió para formar parte de un fundo más extenso que tomo por nombre Fundo El  Liguen. Y seguía perteneciendo al mismo dueño don Braulio Silva Espejo, si le suena ese nombre, amigo Alfredo? - Si ese era el patrón, contesto este.

- Las tierras del fundo El Liguen, siguen en el mismo sitio, pero, después de un litigio de tierras, actualmente se llama Fundo la Capellania; hasta aquí llego yo, ahora los dejo con la información aportaba por el amigo Solano. Este, después de una pausa dijo: sus padres estuvieron registrados hasta el mismo año en el que se reprogramo el fundo La Esperanza, de todos modos yo estudie las migraciones dentro de la provincia y fuera de ella y su familia se encuentra radicada en la ciudad de Ercilla, que no está muy lejos de aquí; a Ud. Sr. Alfredo, le suena esta Ciudad? pregunto el Sr. Solano.

- Si, allí vivía una hermana de mi madre. - Le tengo buenas noticias, porque hace 3 días le enviamos un telegrama a la familia Paillalef de la ciudad de Ercilla, diciéndole que aquí se encontraba el Sr. Alfredo Lobos Paillalef, buscando a su familia; la respuesta fue: Aquí estamos toda su familia, que sea bienvenido y lo esperamos el sábado con un cordero y vino, venga con todos sus amigos.
                              
  ** Rainer Pimstein: Ingeniero forestal, exprofesor de la Universidad de Los Llanos, Venezuela
Pintura: Guerra del Pacífico - Departamento de Historia Chile 


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