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Las Comadres - Rainer Pimstein

21/09/2021 00:00




­Las Comadres

Por Rainer Pimstein **

Dos mujeres de alrededor de 50 años cada una, de procedencia geográfica desconocida, se encontraron viviendo como vecinas en el mismo callejón de una gran urbanización popular.

Mientras sus esposos buscaban la suerte por fuera, ambas mujeres, en casa, se enfrentaban a sus problemas cotidianos, acercándose y preguntándose: vecina, ¿será que Ud. tiene un martillo?; ¿tendrá Ud. un poco de sal para darle sabor a la sopa? Entre una petición y otra, se hicieron amigas, y cuando entraron más en confianza, se hicieron comadres.
 
Aunque su amistad era reciente, se consultaban sobre problemas sentimentales, diciéndose: yo creo que este odioso me está engañando con otra por ahí, porque lo siento raro, cambiado y casi no quiere acercarse a mí. A mí me han pasado cosas parecidas, pero no le hago mucho caso, respondió la otra.

Si habrá cosas, que se pueden aceptar; pero hay otras, que no, por ejemplo que lleguen borrachos a la casa y les dé por pegarle a una. Es verdad, eso, no se puede permitir. Si te dejaste golpear la primera vez, te fregaste. Si lo ves con esas intenciones, ten guardado un bate, dale un solo golpe bien dado y denúncialo a la policía y si sigue con esas andanzas, déjalo y búscate otro, que hay muchos por ahí. Pero de esos muchos que andan por ahí, tampoco se puede confiar, porque al principio son puras flores e invitaciones y después que logran su objetivo, no quieren asumir la obligación.

Nosotras, a esta edad que tenemos, no podemos ponernos muy exigentes con nuestros hombres, mientras estén aportando para la casa y la comida, no importa que echen una canita al aire.

Cambiando de tema, una de ellas pregunto: ¿cuántos hijos tuvo Ud. comadrita? Respondiendo la otra: yo, tuve 8, todos los tuve en casa; eran campos retirados y en aquellos tiempos, era costumbre tener muchos hijos porque eran una ayuda para la familia.

Tres hijos se me murieron, Ernesto, el segundo de los varones, le gustaba explorar la montaña y en una de esas lo sepulto un alud; Alicia, la segunda de las hembras, fue un día a visitar a una tía que vivía en una casa vieja, perdida en Los Andes y estando allá, ocurrió un temblor y le cayó un muro encima. El otro hijo, trabajaba en la compañía de electricidad y en una oportunidad que se había ido la corriente en toda la ciudad, pidieron voluntarios para ir a revisar las torres de alta tensión y me lo trajeron cadáver a la casa. Total me quedan 5 hijos vivos, 3 varones y 2 hembras.

La otra comadre, dijo: Ud. me gano comadrita, porque tuvo más hijos, yo solo tuve 4, 2 varones y 2 hembras. De los varones uno me salió bueno y el otro malo, el bueno es retirado de una compañía constructora y de vez en cuando me manda algo de dinero, el otro igual que el primero se fue a la capital, pero por allá se fue a vivir a un cerro y vivía con una pandilla de ladrones que robaban las casas de los ricos y cuando los buscaba la policía se enfrentaban a balazos con ellos, lo persiguieron muchos años, pero lograba escabullirse, hasta que un día lo agarraron y le tiraron 15 años, que todavía está pagando. Yo los quiero igual a los dos. El dice que no está arrepentido de nada, que los ricos son ricos porque su riqueza, se la han quitado a los pobres.

La comadre que había tenido más hijos dijo: nos hemos puesto viejas de criar tanto muchacho y muchacha, desde parirlos, amamantarlos, limpiarlos, vestirlos, alimentarlos, mandarlos a la escuela, curarlos cuando se enferman?Todo ese esfuerzo se va como la arena en nuestras manos y nosotras nos vamos envejeciendo y quedando solas.

Pero comadrita, replico la otra: no se ponga tan sentimental y desesperanzada, es verdad que no somos eternas, tampoco estamos tan viejas y todavía tenemos algunos motivos por los cuales vivir, por ejemplo, yo veo que Ud. se queda conversando un tiempo más largo que el de una simple compra con el vendedor de café?no me explique, que yo se que el señor es amable.

Después que ambas rieron a mandíbula suelta, se dieron un abrazo y volvieron a casa a sus labores habituales.

 ** Rainer Pimstein: Ingeniero forestal chileno y profesor universitário
* Credito Pintura - Enciclopédia Itaú Cultural


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