Un escritor es alguien capaz de contener sus impulsos, sueños, deseos, fantasías hasta poder darles una forma decorosa mediante un estilo.

Podemos decir que la diferencia entre un escritor y alguien que no escribe es la misma diferencia que existe entre un sátiro y un caballero, la paciencia.

Pero evidentemente el hombre es un manipulador de herramientas, un ser capaz de representar la realidad y aun de transformarla mediante instrumentos por él creados.

Estos instrumentos son siempre extensiones de alguna capacidad humana. La rueda del pié, la pinza de nuestros dedos, la grúa de la mano, el telescopio del ojo. Pareciera que el hombre sólo es capaz de imaginar instrumentos que ejecuten acciones típicamente humanas con algunas diferencias.

¿Qué diferencias?, Toda herramienta es más potente que aquella cualidad humana que imita o extiende. La rueda es más veloz que el pié, la grúa levanta pesos superiores al brazo, el telescopio ve más que el ojo. Pero todas estas herramientas más potentes son al mismo tiempo menos sutiles, menos dúctiles.

Aún no diseñamos manos que toquen pianos cual las humanas, ni ojos que se adapten al medio como los nuestros.

Creamos siempre herramientas más poderosas pero menos sutiles que nuestras propias capacidades.

Pero con estas herramientas modificamos el mundo, transformamos la tangibilidad que nos rodea y aún, mediante implantes, nuestro interior físico.

Cabe aquí una pregunta: ¿Qué capacidad humana imita el computador, con más potencia y menos sutileza?

¿Resultaría algún día que después de haber pasado de la página, al disquete, al CD, a la Web se producirá un salto cualitativo que cambie los contenidos además del soporte de las ideas?

¿Es o será diferente el amor, la risa, la felicidad, la angustia, el miedo o la fe?. ¿Cambió o cambiará la forma de expresarlo?

Decir que si, puede generarme gran número de enemigos. Decir que no, es como decir que la literatura es una obra acabada y por lo tanto muerta. ¿Es entonces el hombre incapaz de cambiar, de crecer, retroceder, en fin vivir?

Pero las cosas importantes. Los máximos valores ¿no resultan entonces hojas al viento que cualquier cambiecillo puede destruir?

Qué es lo que trasciende y por ende conduce, guía, se mantiene, rige a la especie y aún al todo.

¿Y qué es lo que vive? O sea cambia, nace, crece, madura, envejece, muere.

¿Qué cosas son las permanentes y cuáles las momentáneas?. ¿Cuáles verdades son absolutas y cu{ales relativas en el espacio y el tiempo?.

Pensemos, no votemos alegremente por una u otra postura, deleitémonos en nuestra habilidad de soñadores.